Privacidad y ética digital después de la pandemia

 La pandemia de coronavirus ha cambiado permanentemente nuestra relación con la tecnología, acelerando el impulso hacia la digitalización. Si bien este cambio ha traído ventajas, como mayores oportunidades de trabajar desde casa e innovaciones en el comercio electrónico, también ha ido acompañado de importantes inconvenientes, que incluyen un aumento de la desigualdad y dinámicas de poder indeseables.



Crédito: YAY Media AS / Alamy Vector de stock

Las asimetrías de poder en la era digital han sido una preocupación desde que la gran tecnología se hizo grande. Los tecnófilos a menudo han argumentado que si los usuarios no están contentos con los servicios en línea, siempre pueden optar por no participar. Pero optar por no participar no se ha sentido como una alternativa significativa durante años por al menos dos razones.


Primero, el costo de no usar ciertos servicios puede representar una desventaja competitiva, desde no ver un anuncio de trabajo hasta no tener acceso a herramientas útiles que utilizan los colegas. Cuando una plataforma se vuelve demasiado dominante, pedir a las personas que no la utilicen es como pedirles que se abstengan de participar plenamente en la sociedad. En segundo lugar, las plataformas como Facebook y Google son inevitables: nadie que tenga una vida en línea puede mantenerse alejado de ellas de manera realista. Los anuncios de Google y sus rastreadores se arrastran por gran parte de Internet1, y Facebook tiene perfiles en la sombra de los internautas, incluso cuando nunca han tenido una cuenta en la plataforma2.

Los ciudadanos han respondido a los innumerables abusos de datos en los últimos años con lo que se ha descrito como un "techlash "3. Las empresas tecnológicas cuyo modelo de negocio se basa en la vigilancia dejaron de ser percibidas como buenos tipos con sudaderas que ofrecían servicios para mejorar nuestras vidas. En cambio, eran depredadores de datos que ponían en peligro no solo la privacidad y la seguridad de los usuarios, sino también la democracia misma. Durante el bloqueo, las aplicaciones de comunicación se volvieron necesarias para cualquier interacción social más allá de nuestros hogares. Las personas han tenido que usar herramientas en línea para trabajar, obtener una educación, recibir atención médica y disfrutar del entretenimiento que tanto necesitan. El agradecimiento por tener una tecnología que nos permita mantenernos en contacto durante tales circunstancias ha diluido el techlash general. Las acciones de la gran tecnología han aumentado constantemente durante la pandemia, en línea con su poder de acumulación.

https://www.nature.com/articles/s41928-020-00536-y

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