Necesitamos detener la economía de datos, antes de que la humanidad pague el precio máximo
Incluso en las sociedades más capitalistas estamos de acuerdo en que ciertas cosas no están a la venta: personas, votos, órganos, los resultados de partidos deportivos. Deberíamos agregar datos personales a esa lista. Nadie debería poder beneficiarse económicamente de la explotación de información confidencial. Que estemos permitiendo que las empresas se beneficien del conocimiento de que alguien tiene una enfermedad, ha perdido a su hijo en un accidente automovilístico o incluso que ha sido víctima de una violación es indignante.
Parte del problema es que la línea entre la vigilancia con fines de lucro y la vigilancia para la protección pública se está volviendo cada vez más borrosa. En el Reino Unido, el hecho de que Uber comparta datos sobre clientes, conductores y viajes le ha valido el apoyo de la policía en su actual batalla por las licencias. El Consejo de Jefes de Policía Nacional sostiene que la inteligencia es una herramienta "vital" para abordar los delitos. Si bien es indudable que es cierto, los ciudadanos podrían quedarse preguntándose si es correcto que las instituciones públicas fomenten ciertos servicios que podrían ser perjudiciales para la sociedad en general (considere los problemas de empleo y seguridad que ha tenido Uber) solo porque les brinda una oportunidad de vigilancia.
Editado por Aniceto Pérez y Madrid, Especialista en Ética de la Inteligencia Artificial y Editor de Actualidad Deep Learning (@forodeeplearn).
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