La vigilancia se ha hecho viral

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Ante el temor de que la pérdida de tiempo supusiera la pérdida de vidas al principio de la pandemia, los sectores público y privado actuaron con rapidez. En muchos casos, eligieron las tecnologías precipitadamente. En otros casos, parecen haber seleccionado herramientas de vigilancia que podían ser fácilmente reutilizadas. Lyon, un reputado estudioso de la vigilancia, sostiene que el mundo obtuvo dispositivos y sistemas plagados de problemas técnicos y sociales. Los problemas de transparencia, funcionalidad, salvaguardias y participación de las partes interesadas han creado desconfianza. Y ha habido indignación por los problemas de acceso que exacerban la desigualdad. Al igual que las pruebas y las vacunas no han estado disponibles para todos por igual, los sistemas de notificación de la exposición no han sido accesibles para todos porque no todos poseen teléfonos móviles (o modelos adecuados).


Lyon examina estas cuestiones tal y como sucedieron en el escenario mundial entre 2020 y 2021. Admite de buen grado que "para que las respuestas de salud pública estén a la altura de una pandemia, se necesita información oportuna, fiable y sólida". Y no tiene ningún problema en admitir que la vigilancia de la salud pública "tiene un claro beneficio humano y debería ser una prioridad entre las herramientas disponibles para hacer frente a una pandemia, especialmente a una mundial". No obstante, Lyon llega a una conclusión deprimente: "El solucionismo tecnológico generado por la COVID está creando infraestructuras digitales que tienden a restar importancia a los efectos negativos sobre la vida humana y es probable que persistan en el mundo post-pandémico, poniendo en peligro los derechos humanos y la justicia de los datos".

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