Privacidad y ética digital tras la pandemia
https://www.nature.com/articles/s41928-020-00536-y
La pandemia de coronavirus ha
cambiado permanentemente nuestra relación
con la tecnología, acelerando el
impulso hacia la digitalización. Aunque este
cambio ha traído ventajas, como
mayores oportunidades de trabajar desde casa
y las innovaciones en el comercio electrónico, también ha
ha ido acompañado de fuertes inconvenientes,
que incluyen un aumento de la desigualdad y
y dinámicas de poder indeseables.
Las asimetrías de poder en la era digital
han sido una preocupación desde que la gran tecnología se hizo grande.
Los tecnófilos han argumentado a menudo que si los usuarios
Si los usuarios no están satisfechos con los servicios en línea, pueden
siempre pueden excluirse. Pero la exclusión voluntaria no se ha sentido
una alternativa significativa durante años, al menos por dos razones.
al menos dos razones.
En primer lugar, el coste de no utilizar ciertos
servicios puede suponer una desventaja
desventaja competitiva: desde no ver un anuncio de
de trabajo hasta no tener acceso a herramientas útiles
que utilizan los colegas. Cuando una plataforma
Cuando una plataforma se vuelve demasiado dominante, pedirle a la gente que no la use es como pedirle que se abstenga de usarla.
que no la utilicen es como pedirles que se abstengan de
que se abstengan de participar plenamente en la sociedad. En segundo lugar,
plataformas como Facebook y Google son
inevitables: nadie que tenga una vida en línea
que tenga una vida en línea puede evitarlas. Google
y sus rastreadores se extienden por gran parte de
gran parte de Internet1
y Facebook tiene perfiles
perfiles en la sombra de los internautas, incluso cuando
nunca han tenido una cuenta en la plataforma2
.
Los ciudadanos han respondido a los innumerables
abusos de datos en los últimos años con lo que
con lo que se ha descrito como un "techlash "3
. La tecnología
cuyo modelo de negocio se basa en la vigilancia
en la vigilancia dejaron de ser percibidas
como buenos tipos con capucha que ofrecían
servicios para mejorar nuestras vidas. Ellos
eran en cambio depredadores de datos que ponían en peligro
no sólo la privacidad y la seguridad de los usuarios, sino
sino también la propia democracia. Durante el bloqueo,
las aplicaciones de comunicación se hicieron necesarias
para cualquier interacción social más allá de
nuestros hogares. La gente ha tenido que utilizar herramientas
para trabajar, obtener una educación, recibir
recibir atención médica y disfrutar del tan necesario
entretenimiento. El agradecimiento por tener
tecnología que nos permite estar en
contacto durante estas circunstancias ha
diluido el techlash general.
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