«La gente no se fija que paga continuamente con sus propios datos»
https://sevilla.abc.es/economia/abci-gente-no-fija-paga-continuamente-propios-datos-201912150135_noticia.html
La entrevista tiene lugar en su despacho del edificio Berleymon, decorado con sobriedad nórdica. Y la primera pregunta versa sobre sus nuevas responsabilidades como gestora del mercado único digital en el marco del «pacto verde» que lanza la nueva presidenta de la Comisión Ursula von der Leyen y en la que puede ser tanto parte del problema como de la solución. «Definitivamente -dice- es las dos cosas y creo que esto será algo que afectará a todo el mandato porque cuando se mira el objetivo de ser neutros en carbón en 2050 es un objetivo completamente horizontal. En muchas de las soluciones digitales se consume una enorme cantidad de energía, como en los parques de servidores o en los coches autónomos. Pero, por otro lado, no se puede llevar a cabo la lucha contra el cambio climático sin soluciones digitales». ¿Cuál piensa que será la principal diferencia de esta nueva legislatura respecto a la anterior, dominada por sus sanciones a Google? Creo que lo más destacado son las cosas nuevas que han aparecido en la economía y que están cambiando su funcionamiento. PUBLICIDAD inRead invented by Teads ¿Cómo definiría a Google en términos de mercado para el futuro? Una de las cosas que me han parecido obvias hasta ahora es que en esta nueva economía tú no compites solamente por el 20 o el 30% del mercado; en realidad se compite por todo el mercado para dominarlo. Debido a eso te puedes convertir en el creador de las reglas, un legislador privado, un reglamentador privado, no una autoridad con respaldo democrático. Eso no estaría mal si esas reglas permitieran la libre competencia, pero lo que hemos visto no en uno ni en dos sino en tres casos contra Google es que eso no es lo que pasa, que las reglas que ellos imponen son «Google first» y por eso tenemos que hacer algo pero, también sabemos que no lo podemos hacer sin imponer reglas. Dentro de 6 meses entrará en vigor la regulación «Platform to business», que le dará a los distintos operadores ciertos derechos, el derecho a saber por qué y cómo están clasificados y qué hacer si no pueden ser encontrados. Su misión es la de preparar a Europa a ponerla a la vanguardia de la economía digital, lo que quiere decir que, por ahora, no lo es. ¿Qué cree que deberíamos cambiar? Algunas de las razones de que esto sea así son obvias. Las compañías americanas y, también, las chinas, han crecido tanto y se han convertido en gigantes porque tienen un mercado único que funciona mejor que el nuestro. Cuando tienes un mercado local tan grande, consigues tanta fuerza que te permite proyectarte mucho más fácilmente. Necesitamos que el mercado único que hemos construido hasta ahora se extienda al campo digital y que sea todo uno. En la Comisión nos hemos ocupado mucho de la parte del consumidor. Ahora queremos asegurarnos de que funciona también para las empresas, porque eso es parte de la clave. El otro tema es el acceso al capital. Necesitamos un mercado de capitales que funcione, que los negocios puedan ir, por supuesto, a los bancos, pero también a inversores y por último necesitamos gente cualificada. Ahora el 25% de las pymes te dicen que su principal preocupación es encontrar trabajadores cualificados y este problema va creciendo y es una barrera muy importante. Una decisión suya muy polémica fue no autorizar la fusión Siemens-Alstom. ¿No cree que Europa también necesita gigantes en un mercado global? Nada impide a las empresas hacer ofertas conjuntas si compites por un mercado fuera de Europa, de hecho eso nos encanta. La mayor parte de la operación estaba bien. Solo había dos asuntos importantes: uno es el campo de la señalización de vías y el otro es el de los trenes de alta velocidad. En el de la señalización, hay muy poca competencia ahora mismo, se puede hablar prácticamente de solo dos empresas que ya son gigantes mundiales y al final en muchas partes del mundo ya se usan las reglas y las especificaciones técnicas europeas. Ahora vamos a establecer nuevas reglas para el mercado ferroviario europeo para que esa señalización permita circular a más trenes y más rápidamente a través de las fronteras y queremos que los precios de esa tecnología puedan bajar porque si no las inversiones serán demasiado grandes para los países. En los trenes de alta velocidad es dónde realmente se compite, pero con los aviones. Por eso queremos que esos trenes de alta velocidad sean más baratos, porque de otro modo no veríamos desarrollarse una red europea de trenes de alta velocidad y no ayudaríamos a que la gente volara menos, teniendo en cuenta que el tren tiene una huella de carbono menor. Si estas dos cosas se hubieran podido resolver no nos hubiera importado la fusión. El caso Siemens-Alstom ha desencadenado unas presiones para que se cambien las reglas de competencia ¿Cuáles serían sus prioridades a la hora de cambiar las reglas si cree que hay que cambiarlas? En general, las reglas cumplen con su objetivo en lo esencial. Pero las dinámicas cambian y hay que tenerlo en cuenta. Por ejemplo, los datos están teniendo un papel nuevo como fuente de innovación y como una fuente de poder en el mercado. Hace dos años y medio dos científicos nos dieron sus conclusiones sobre cómo definir ahora al mercado y nos dimos cuenta de que aún lo hacemos con criterios que tienen más de 20 años. Yo no puedo recordar siquiera si entonces tenía un teléfono móvil y si lo tenía debía ser una cosa muy sencilla. No había tabletas, no había transmisiones online, todo ha cambiado. Por eso, nos hemos dado cuenta de que hay que mirar las cosas de forma distinta. En el caso de los trenes si hubiera un monopolio en Europa, ahora podríamos sustituir los trenes europeos con proveedores americanos o chinos, es decir que se tiene que reflejar el carácter global del mercado. También tenemos que tener en cuenta que ahora hay precios que no son ni en euros ni en céntimos, sino que tú pagas pero con tus datos. ¿Eso lo reflejamos adecuadamente en la forma en la que trabajamos al definir el mercado? Tenemos cada vez más fusiones en las que el valor de los datos juega un papel esencial. Debemos discutir abiertamente sobre ello antes de que lo pongamos sobre el papel. ¿Tiene miedo personalmente de ser atacada por las grandes compañías a las que ha llevado a los tribunales? No, no contemplo las cosas en ese ángulo. En las sociedades donde hay una legalidad y una legitimidad, lo importante es que se cumpla la ley. Pero como ciudadana, no me gusta que se nos incite a identificarnos con la cuenta de Google o con la ID de Apple. Si uno coge un pasaporte ordinario está organizado de forma que permita que usted sea identificado, esa es la idea de un pasaporte. Pero si uno se identifica con unas de esas cuentas, se les permite recolectar muchísima más información acerca de lo que hacemos y eso abre una perspectiva completamente diferente, son como pasaportes privados que ya no nos pertenecen. Internet se ha convertido en algo donde todo puede ser comercializable. Pensábamos que Internet permitiría una sociedad más libre y abierta en la que la gente se conectaría libremente unos con otros y lo que tenemos, en realidad, es un centro comercial gigante. Sigue habiendo allí algún café agradable donde la gente se reúne y está en contacto, por supuesto, pero, básicamente, es un sitio tan mercantilizado que la gente tiene que darse cuenta que está pagando continuamente con sus propios datos. ¿Contempla la posibilidad de ordenar la división de las grandes compañías tecnológicas de ese centro comercial digital mundial como las GAFA? Con la legislación europea se puede. Pero, también, cuando tenemos un caso de competencia estamos obligados a actuar con proporcionalidad y no puedes usar un remedio que es más potente que el daño que quieres reparar. También tenemos la responsabilidad de utilizar la solución menos intrusiva. Dicho esto, tampoco sabría exactamente cómo hacerlo o qué significa dividir estas compañías. Además, ¿qué obtendría si las divido? Recuerde lo de las Hidras, que si cortas una cabeza entonces salen dos. Y además, si supiera cómo hacerlo, si tuviera claro qué quiero conseguir y si tuviéramos una buena idea sobre cómo hacerlo, probablemente tendríamos que pasar mucho tiempo en los tribunales. Me parece que es más interesante definir las obligaciones que debe cumplir una compañía que tiene una posición dominante. ¿Debe haber un impuesto para las grandes tecnológicas? Sí, porque creo que no es sostenible que la inmensa mayoría de las empresas paguen tasas y miran a los competidores gigantes que compiten en capital, en acceso al mercado en la contratación de técnicos cualificado y ellos no contribuyen a la sociedad en la que hacen el negocio
La entrevista tiene lugar en su despacho del edificio Berleymon, decorado con sobriedad nórdica. Y la primera pregunta versa sobre sus nuevas responsabilidades como gestora del mercado único digital en el marco del «pacto verde» que lanza la nueva presidenta de la Comisión Ursula von der Leyen y en la que puede ser tanto parte del problema como de la solución. «Definitivamente -dice- es las dos cosas y creo que esto será algo que afectará a todo el mandato porque cuando se mira el objetivo de ser neutros en carbón en 2050 es un objetivo completamente horizontal. En muchas de las soluciones digitales se consume una enorme cantidad de energía, como en los parques de servidores o en los coches autónomos. Pero, por otro lado, no se puede llevar a cabo la lucha contra el cambio climático sin soluciones digitales». ¿Cuál piensa que será la principal diferencia de esta nueva legislatura respecto a la anterior, dominada por sus sanciones a Google? Creo que lo más destacado son las cosas nuevas que han aparecido en la economía y que están cambiando su funcionamiento. PUBLICIDAD inRead invented by Teads ¿Cómo definiría a Google en términos de mercado para el futuro? Una de las cosas que me han parecido obvias hasta ahora es que en esta nueva economía tú no compites solamente por el 20 o el 30% del mercado; en realidad se compite por todo el mercado para dominarlo. Debido a eso te puedes convertir en el creador de las reglas, un legislador privado, un reglamentador privado, no una autoridad con respaldo democrático. Eso no estaría mal si esas reglas permitieran la libre competencia, pero lo que hemos visto no en uno ni en dos sino en tres casos contra Google es que eso no es lo que pasa, que las reglas que ellos imponen son «Google first» y por eso tenemos que hacer algo pero, también sabemos que no lo podemos hacer sin imponer reglas. Dentro de 6 meses entrará en vigor la regulación «Platform to business», que le dará a los distintos operadores ciertos derechos, el derecho a saber por qué y cómo están clasificados y qué hacer si no pueden ser encontrados. Su misión es la de preparar a Europa a ponerla a la vanguardia de la economía digital, lo que quiere decir que, por ahora, no lo es. ¿Qué cree que deberíamos cambiar? Algunas de las razones de que esto sea así son obvias. Las compañías americanas y, también, las chinas, han crecido tanto y se han convertido en gigantes porque tienen un mercado único que funciona mejor que el nuestro. Cuando tienes un mercado local tan grande, consigues tanta fuerza que te permite proyectarte mucho más fácilmente. Necesitamos que el mercado único que hemos construido hasta ahora se extienda al campo digital y que sea todo uno. En la Comisión nos hemos ocupado mucho de la parte del consumidor. Ahora queremos asegurarnos de que funciona también para las empresas, porque eso es parte de la clave. El otro tema es el acceso al capital. Necesitamos un mercado de capitales que funcione, que los negocios puedan ir, por supuesto, a los bancos, pero también a inversores y por último necesitamos gente cualificada. Ahora el 25% de las pymes te dicen que su principal preocupación es encontrar trabajadores cualificados y este problema va creciendo y es una barrera muy importante. Una decisión suya muy polémica fue no autorizar la fusión Siemens-Alstom. ¿No cree que Europa también necesita gigantes en un mercado global? Nada impide a las empresas hacer ofertas conjuntas si compites por un mercado fuera de Europa, de hecho eso nos encanta. La mayor parte de la operación estaba bien. Solo había dos asuntos importantes: uno es el campo de la señalización de vías y el otro es el de los trenes de alta velocidad. En el de la señalización, hay muy poca competencia ahora mismo, se puede hablar prácticamente de solo dos empresas que ya son gigantes mundiales y al final en muchas partes del mundo ya se usan las reglas y las especificaciones técnicas europeas. Ahora vamos a establecer nuevas reglas para el mercado ferroviario europeo para que esa señalización permita circular a más trenes y más rápidamente a través de las fronteras y queremos que los precios de esa tecnología puedan bajar porque si no las inversiones serán demasiado grandes para los países. En los trenes de alta velocidad es dónde realmente se compite, pero con los aviones. Por eso queremos que esos trenes de alta velocidad sean más baratos, porque de otro modo no veríamos desarrollarse una red europea de trenes de alta velocidad y no ayudaríamos a que la gente volara menos, teniendo en cuenta que el tren tiene una huella de carbono menor. Si estas dos cosas se hubieran podido resolver no nos hubiera importado la fusión. El caso Siemens-Alstom ha desencadenado unas presiones para que se cambien las reglas de competencia ¿Cuáles serían sus prioridades a la hora de cambiar las reglas si cree que hay que cambiarlas? En general, las reglas cumplen con su objetivo en lo esencial. Pero las dinámicas cambian y hay que tenerlo en cuenta. Por ejemplo, los datos están teniendo un papel nuevo como fuente de innovación y como una fuente de poder en el mercado. Hace dos años y medio dos científicos nos dieron sus conclusiones sobre cómo definir ahora al mercado y nos dimos cuenta de que aún lo hacemos con criterios que tienen más de 20 años. Yo no puedo recordar siquiera si entonces tenía un teléfono móvil y si lo tenía debía ser una cosa muy sencilla. No había tabletas, no había transmisiones online, todo ha cambiado. Por eso, nos hemos dado cuenta de que hay que mirar las cosas de forma distinta. En el caso de los trenes si hubiera un monopolio en Europa, ahora podríamos sustituir los trenes europeos con proveedores americanos o chinos, es decir que se tiene que reflejar el carácter global del mercado. También tenemos que tener en cuenta que ahora hay precios que no son ni en euros ni en céntimos, sino que tú pagas pero con tus datos. ¿Eso lo reflejamos adecuadamente en la forma en la que trabajamos al definir el mercado? Tenemos cada vez más fusiones en las que el valor de los datos juega un papel esencial. Debemos discutir abiertamente sobre ello antes de que lo pongamos sobre el papel. ¿Tiene miedo personalmente de ser atacada por las grandes compañías a las que ha llevado a los tribunales? No, no contemplo las cosas en ese ángulo. En las sociedades donde hay una legalidad y una legitimidad, lo importante es que se cumpla la ley. Pero como ciudadana, no me gusta que se nos incite a identificarnos con la cuenta de Google o con la ID de Apple. Si uno coge un pasaporte ordinario está organizado de forma que permita que usted sea identificado, esa es la idea de un pasaporte. Pero si uno se identifica con unas de esas cuentas, se les permite recolectar muchísima más información acerca de lo que hacemos y eso abre una perspectiva completamente diferente, son como pasaportes privados que ya no nos pertenecen. Internet se ha convertido en algo donde todo puede ser comercializable. Pensábamos que Internet permitiría una sociedad más libre y abierta en la que la gente se conectaría libremente unos con otros y lo que tenemos, en realidad, es un centro comercial gigante. Sigue habiendo allí algún café agradable donde la gente se reúne y está en contacto, por supuesto, pero, básicamente, es un sitio tan mercantilizado que la gente tiene que darse cuenta que está pagando continuamente con sus propios datos. ¿Contempla la posibilidad de ordenar la división de las grandes compañías tecnológicas de ese centro comercial digital mundial como las GAFA? Con la legislación europea se puede. Pero, también, cuando tenemos un caso de competencia estamos obligados a actuar con proporcionalidad y no puedes usar un remedio que es más potente que el daño que quieres reparar. También tenemos la responsabilidad de utilizar la solución menos intrusiva. Dicho esto, tampoco sabría exactamente cómo hacerlo o qué significa dividir estas compañías. Además, ¿qué obtendría si las divido? Recuerde lo de las Hidras, que si cortas una cabeza entonces salen dos. Y además, si supiera cómo hacerlo, si tuviera claro qué quiero conseguir y si tuviéramos una buena idea sobre cómo hacerlo, probablemente tendríamos que pasar mucho tiempo en los tribunales. Me parece que es más interesante definir las obligaciones que debe cumplir una compañía que tiene una posición dominante. ¿Debe haber un impuesto para las grandes tecnológicas? Sí, porque creo que no es sostenible que la inmensa mayoría de las empresas paguen tasas y miran a los competidores gigantes que compiten en capital, en acceso al mercado en la contratación de técnicos cualificado y ellos no contribuyen a la sociedad en la que hacen el negocio
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